lunes, 15 de abril de 2013

La Unión Europea y Libia.


Uno de los beneficios que debería tener para la acción exterior de nuestra querida Unión Europea la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, sería la figura del Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad (que ademas es Vicepresidente de la Comisión)  que permitiría dar mayor peso, coherencia y visibilidad a la actuación exterior.

Pero una vez mas lo escrito en el papel, si no es llevado a la práctica, se convierte en una declaración de intenciones. Por desgracia y por suerte, el ser humano aprende de los errores cometidos y en el caso de la intervención en Libia debemos sacar una lección de cara al futuro.

Los países que conforman la UE tienen una historia de colonialismo y relaciones con muchos países del mundo desde hace muchos años e incluso siglos y esto a veces es un factor decisivo a la hora de tomar decisiones de cara a la política exterior. Este dato en cambio no debería de ser preocupante ya que al estar dentro de la propia UE el posicionamiento de un país miembro debería ser consensuado con el reto de países miembros y  adoptar conjuntamente una postura basada sobre todo en los principios fundacionales de la propia UE. Es decir, el resto de países miembros entenderían y legitimarían el posicionamiento de un país miembro de la UE respecto a un tercer país puesto que este primero ha tenido y tiene lazos históricos y culturales muy fuertes y se da por hecho la defensa de derechos y valores como la  libertad, la solidaridad y la seguridad entre otros.

Teniendo esto en cuenta nos preguntamos, ¿qué ha pasado para que en la intervención en Libia la UE no haya estado unida?

Podríamos decir que se carece de un fuerte liderazgo de quien debe pilotar la acción exterior  de la UE, en este caso Catherine Ashton y no de la figura como tal, ya que se ha comprobado que anteriores responsables (Aunque no con la misma responsabilidad en el papel) y con menos espacio de maniobra, consiguieron en varias ocasiones mayor unidad de la UE. Véase el caso de Javier Solana conocido socialmente como Míster PESC. 

A esto habría que sumar lo anteriormente dicho de la prioridad que establecen los países miembros de la UE de sus intereses individuales sobre los intereses comunes. Así, el resultado final es que en el conflicto libio nos encontramos con países como Francia y Reino Unido que rápidamente legitimaron a la oposición al régimen de Gadafi y redactaron inclusive un texto que proponía ataques aéreos a las tropas del gobierno, mientras el resto de países estaban todavía pendientes de una posición común que debería ser consensuada con el resto de países de la UE. Se llego incluso a la situación de enfrentamiento claramente abierto de Alemania, apoyada por Italia, frente al dúo Franco-Británico y el papel de la Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad (Británica) quedo debilitado. Los líderes europeos pedían una sola voz, pero mientras tanto hacían declaraciones sobre si se debía intervenir o no, cosa que contradecía esa solicitud que hacían.

Por suerte si se llegaron a posicionamientos comunes en la exigencia de la retirada del poder del Coronel Gadafi y en prestar apoyo humanitario a la población civil desplazada. Lo que hizo que la menos los valores humanos intrínsecos a la creación de la Unión Europea, fuesen eje de la acción exterior. Estas acciones humanitarias fueron la antesala del acuerdo que se adoptaría en el Consejo Europeo y que su presidente Herman Van Rompuy trasladaría a la Asamblea General de las Naciones Unidas. Dando en esta ocasión una sola voz de respuesta y de posicionamiento como UE ante el resto del mundo, pero la imagen anterior  de desunión seguía estando presente.
´
Por otro lado, estos sucesos nos deben hacer reflexionar si la acción exterior de la UE tiene capacidad o no de estar unida frente una acción militar exterior y habría que suponer también de defensa. Los acuerdos en esta materia son difíciles y duros de alcanzar pudiendo recordar la intervención en la guerra de Irak, esta ultima de Libia, la que sucede en Mali o la que sucede también en Siria, donde no se ve, ni se alcanza una voz común frente a estos retos que por desgracia acarrean la muerte de seres humanos. El eterno dilema surge frente a la ratificación o no de la ONU a cualquiera de este tipo de intervenciones militares unido a la pertenencia o no de la OTAN, haciendo que estos factores sean esgrimidos por algunos países como requisito indispensable para una intervención militar, lo que debilita la posición unificada de la UE.

Como consuelo nos queda ver que tal y como mencionaba antes, el consenso en materia humanitaria sigue existiendo y el compromiso de acciones en este sentido propicia que la UE sea vista como un garante de los Derechos Humanos y de la solidaridad, propiciando la ampliación de la democracia en el resto de países, así como ayudando a que prosperen reforzando la llamada Política Europea de Vecindad.

miércoles, 3 de abril de 2013

¿Igualdad?


Sinceramente, creo que ser justo es difícil, muy difícil, pero ¿ser equitativo es difícil? Creo que no.
Cuando salen noticias de niñas que no pueden acudir a la escuela en provincias de países como Pakistán o Afganistán, gran parte de la sociedad española se indigna y muestra todo su rechazo a semejante acto de barbaridad y crueldad. Estas noticias suelen tener un espacio amplio en las páginas de nuestros periódicos y en las redes sociales la difusión es elevada.

Pues bien, hoy hemos tenido noticia de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid de un caso parecido al de los que suceden en Afganistán, Pakistán, etc. Digo parecido ya que la justicia de nuestro país ha avalado que un instituto pueda decidir quien acude a clase y quien no, más o menos como hacen los talibanes en Swat (donde tirotearon a Malala) o en Badakshan (donde quemaron dos colegios de niñas).

¿Donde está la igualdad de acceso a un derecho humano como es el Derecho a la Educación, cuando un Tribunal de Justicia permite que un centro escolar con su reglamento interno decida quién puede ir a clase y quién no? Como decía antes, la igualdad no debería ser tan difícil de propiciar, pero cuando la mente está llena de prejuicios y estereotipos esta tarea se convierte en algo complicado.

 Parece que Talibanes hay en todo lados.