domingo, 14 de abril de 2019

El disputado voto del racista

Ambiente electoral en el colegio Príncipe Felipe de Boadilla del Monte (Madrid).

En poco menos de mes y medio comenzarán las diferentes citas electorales a las que están llamadas a participar millones de personas y durante las próximas semanas, muchos serán los temas de debate. De todos estos temas que saldrán en los vídeos electorales y se comentarán en los mítines, hay uno que últimamente ha ido tomando un cariz cada vez más peligroso para la convivencia en nuestra sociedad.

Hasta hace poco, la presencia de la extrema derecha en las instituciones de la Comunidad de Madrid era meramente testimonial y se reducía a unos pocos concejales del partido xenófobo España 2000 en los municipios de Los Santos de la Humosa, Alcalá de Henares, San Fernando y Velilla de San Antonio, pero ahora, con VOX en el parlamento de Andalucía y la probable entrada de estos en la Asamblea madrileña, todo hace temer que la Comunidad de Madrid pase a ser el epicentro de la ultraderecha de España y que el discurso de odio al diferente pase a formar parte de la política madrileña.

Acusar a las personas de origen extranjero de “tener más facilidades de acceso a las ayudas sociales” como se atrevió a decir el vicesecretario de Organización del Partido Popular, Javier Maroto, o afirmar como hizo Pablo Casado que “o los inmigrantes respetan las costumbres occidentales o se han equivocado de país” confirma que algunos políticos están dispuestos a comprar ese discurso para atraer al votante racista, al mismo tiempo que se busca un enfrentamiento basado en un modelo de sociedad en el que se normalice la exclusión al diferente.

El paso del tiempo nos ha confirmado que los inmigrantes vienen para quedarse y una vez somos conscientes de esta realidad, hemos de trabajar para generar sociedades más cohesionadas que eviten discriminación de sus miembros.

Nuestro sistema está en peligro y no debemos ignorar que en estos momentos se confrontan dos modelos de sociedad. Por un lado, nos encontramos con la socialdemocracia y el centro izquierda en el cual se engloba el PSOE, partido que desde sus inicios promulgó la emancipación del ser humano como objetivo, resaltando el papel del individuo dentro de la sociedad y dotándole de derechos inalienables los cuales le hagan tener una vida digna.

Y por otro lado, el modelo de la ultraderecha y que por desgracia están copiando tanto el PP como Ciudadanos y en el cual, para difuminar los derechos que le corresponden al individuo, hablan de una idea de conjunto, de una idea nacionalista, olvidando a la persona y hablando del todo. De esta manera la solidaridad y las conquistas sociales desaparecen de su agenda política y la sustituyen por banderas en balcones y alegatos a un imperio.

Cuando el bienestar de la persona deja de ser objeto del debate y el discurso se reduce a un “los de aquí, frente a los de allí” todos perdemos. Cuando intentan hacer creer que la solución a los problemas de nuestra sociedad se encontrará responsabilizando y culpando a una parte de ella, todos perdemos.

El discurso del odio al diferente y del racismo frente a quienes viven con nosotros, trabajan con nosotros, pagan impuestos como nosotros y utilizan los mismos servicios públicos no puede ganar en las próximas elecciones.

Por todo ello, permanecer impasibles frente al auge de la ultraderecha y su entrada en las instituciones españolas no es una opción y la oportunidad para demostrarlo la tendremos en las urnas. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de ver que la historia se repita y puede que como dijo Martin Niemöller: “Luego vinieron por mí, y no quedó nadie para hablar por mí”.

Articulo publicado el 13-03-2019 en el diario El País: https://elpais.com/ccaa/2019/03/12/madrid/1552404184_905664.html